sábado, 16 de abril de 2016

Los problemas de la vida cotidiana (2)

  HoyRecordé


            Abrí el cajón de la mesita de luz, tome una canilina y seque rápido las lágrimas antes de que tocaran la puerta del cuarto. Era mi madre, como todas las mañanas trajo el rico café con leche, desde la cama veía el vapor salir de la taza, por un momento me sentí tranquila y había logrado olvidar ese dolor de pecho que tenía hasta instantes, pero recordé con quien solía tomarlo y volví a sentirme mal.
            Dicen que las relaciones se hacen de a dos, pero uno puede romper todo en un segundo y llegar a considerarse extraños, a no reconocer a la otra persona, eso me pasó, les contaré.
 Hace dos años, como de costumbre,  fui a tomar un café con leche a la vuelta de casa, ese lugar con olor a roble fresco y chocolate caliente, lleve mi libro preferido “Gotas de Fuego 2”, me senté donde siempre, lo abrí y comencé a leer mientras le daba cortos sorbos al café. Sentí que alguien me miraba, levante la vista y lo vi, era un chico de rostro simpático, con una mirada profunda que en cualquier momento podía traspasarme, su pelo era castaño y ruludo, era alto y corpulento.
 Al verlo me sonrió, levanto su mano derecha en la que llevaba un libro, “Gotas de Fuego 1”, levante mi libro para mostrarle que yo leía el dos, sonreímos, se acercó y dejo caer su cuerpo en el sillón frente a mí. Así comenzó todo, quien hubiera imaginado que un extraño como él se iba a convertir en alguien tan especial en mi vida.


Continuara… 

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